lunes, 3 de febrero de 2014

'EL LOBO DE WALL STREET' SEXO, DROGAS Y... ¡¡¡DINERO!!!


El lobo que  viene dispuesto a hacerse con todo lo que se le ponga por delante, sin atender a las posibles consecuencias de sus incontrolados actos. Una vida de lujo, desenfreno, ambición, egoísmo, arrogancia y multitud de historias rocambolescas que rodeaban la vida de este "genio" de las finanzas. A modo de resumen rápido eso es lo que nos ofrece esta loca comedia de Martin Scorsese, en la que nos presenta la historia real de Jordan Belford, quien con poco más de veinte años se convierte en fundador de una agencia bursátil en la que, la modestia, la humildad y la discreción son conceptos totalmente desconocidos.
Puede que esta no sea la mejor película de Scorsese, sinceramente para mi no lo es, aunque sí me ha parecido muy buena, no supera a otras obras anteriores infinitamente mejores -no menciono ninguna porque las comparaciones son odiosas y no quiero hacer ese tipo de valoración ahora- aunque como digo eso no quita que sea una gran película.

No deja indiferente al espectador, y desde luego no trata de hacer un juicio de valor sobre la desaforada vida de aquellos que pueblan el distrito financiero más famoso del mundo. Eso de valorar lo deja para los que nos sentamos frente a la pantalla a observar una visión muy particular de ese mundo loco de poder y ambición.

Scorsese dirige a un Leonardo DiCaprio fuera de serie, brillante, soberbio, excelente y que, tal vez ahora sí llegue la ansiada recompensa en forma de estatuilla dorada que responde al nombre de Oscar. Desde el minuto uno, hasta el final, DiCaprio lleva el peso de toda la acción. Y lo hace de una manera extraordinaria. Incluso cuando hace los apartes hablando directamente al espectador, ofreciendo así una idea más de documental que de simple película, dejamos de ver al actor para ver simplemente al personaje, a Jordan Belford y sus increíbles y desbordantes peripecias.

Una larga comedia -son tres horas de metraje- en la que el ritmo no decae y cuando lo hace, lo hace justo para darnos un respiro para la siguiente subida. Presenciamos lo grotesco, lo exagerado, lo irreverente y casi lo surrealista, pero nada de esto maquilla un efectismo puesto a propósito para deleitar al espectador. Las risas están garantizadas y, a pesar de todo esto, y de la superficialidad que en todo momento nos muestra, no se deja de lado la humanidad de los personajes a los que en los momentos más duros la sensibilidad y el sentimiento afloran sin restricciones, otorgando así a esta película el alma que parece no tener.

1 comentario:

  1. Fantástico comentario!! Opino igual que tu, una pelicula que hay que ver seguro. Un saludo.

    ResponderEliminar